miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cristino García y su grupo atenta contra el sargento de la Guardia Civil Ildefonso Navas Alonso el 13 de Junio de 1946 en un Bar de Peguerinos. Avila.



El otro día el padre de un buen amigo nacido en las Navas del Marqués me estuvo contando que siendo niño vió los cuerpos sin vida de varios maquis republicanos expuestos por la guardia civil a las puertas del molino (hoy en ruinas) que había junto al puente sobre el río Cofío que separa su pueblo abulense, de la vecina localidad madrileña de Santa María de la Alameda. También recordaba que los guerrilleros antifranquistas habían matado en un bar de Peguerinos a un guardia civil de las Navas.
Esto es lo que he encontrado en internet sobre esos recuerdos infantiles :
"A primeros del mes de abril de 1945, Cristino García cruzó la frontera con una partida de 11 guerrilleros. En Manresa se enfrentaron con un policía, que resultó muerto. En junio fueron detectados en la sierra de Guadarrama. El día 11, un guarda forestal de la finca Las Campanillas en San Rafael se topó con una partida, que no le atacó sino que entabló conversación con él. Le dijeron que eran ‘los dinamiteros’ ya que la partida del comunista asturiano José Vitini Flores se denominaba así. Como Cristino, Vitini fue teniente coronel de la AGE, ex jefe de la División nº 102 con sede en Pau; había entrado en Madrid el otoño anterior. La partida de Vitini Flores atacó una sede de Falange en la calle Ávila de cuatro Caminos, matando a dos falangistas; detenido, Vitini fue fusilado el 28 de abril de 1945.
Uno de los guerrilleros, Cándido Mañanás ‘el Mono’, hizo creer al guarda que él era el jefe de la partida para que no identificara como tal a Cristino. Cuando marcharon, el guarda dio cuenta del encuentro a un ingeniero que veraneaba en la finca, quien a su vez dio parte a la Guardia Civil.
Dos días más tarde, el 13 de junio, en un incidente en un bar de Peguerinos (Ávila), unos desconocidos mataron al sargento de la Guardia Civil Ildefonso Navas Alonso e hirieron a dos guardias, lo que hizo sospechar que se trataba de miembros de la partida. Se inició el rastreo el mismo día con la colaboración del Batallón Ciclista de El Escorial para cercar una zona de 20 Km. de radio. Una patrulla de la Guardia Civil al mando de un sargento localizó a la partida en el Molino de las Madejas, término de Navas del Marqués.
Los guerrilleros habían tomado como rehenes al molinero y a su esposa a los que retuvieron toda la noche. Fuera, bajo una lluvia torrencial, los guardias esperaron las primeras luces del alba para iniciar el asalto.
Tras la balacera resultaron dos guardias muertos y otros dos heridos, más tres guerrilleros muertos –los molineros no sufrieron daño-; un cuarto guerrillero pudo huir herido sólo para morir cerca de un arroyo. Siguiendo el rastro, los guardias dieron con un quinto miembro de la partida con vida pero herido de gravedad. Éste confesó que la partida constaba de 12 guerrilleros al entrar en España; si se descontaban las bajas en el molino resultaba que 7 guerrilleros habían podido huir del cerco.
No por mucho tiempo. El 15 de junio, guardias del puesto de Navas del Rey apresaron a otro guerrillero –‘el Zorro’- escondido en un camión que iba a Madrid; al día siguiente se detuvo a Mañanás ‘el Mono’. Los pueblos limítrofes de la capital: Robledo, Navegalamella, Fresnedillas, Zarzalejo y Valdemorillo fueron ‘peinados’ minuciosamente. En ésta última localidad, el 20 de junio, se detuvo a ‘el Pantera’ y ‘el Muga’, a quienes se acusó de haber asesinado al alcalde de Canillejas.
En tanto, en el mes de julio de 1945 la ‘secreta’ o Brigada Político Social de la Policía desarticuló una célula comunista en Barcelona. Entre los detenidos estaba Jesús Monzón, ‘Mariano’. Mientras, su propio partido, el PCE, inició el proceso para su expulsión.
Volviendo a la partida de Cristino García, tras las detenciones reseñadas quedaban todavía libres al menos él mismo y otros dos guerrilleros quienes parecían haberse evaporado. Los servicios de información dedujeron que los detenidos hasta entonces en realidad habían actuado como reclamo mientras los otros entraban en Madrid.

Nada se supo de ellos hasta la primera semana de septiembre de 1945.
El día 6 de ese mes, León Trilla fue advertido de manera clandestina de que debía acudir a una cita en la madrileña calle Magallanes, donde le esperaban dos conocidos. Se les acercaron otros dos, miembros éstos de la partida de Cristino, forcejearon, y alguien le clavó a Trilla un puñal en el corazón, matándole .
Según cuenta Enrique Líster en su libro Así destruyó Carillo el PCE, García Granda se abstuvo de tomar parte material en ese crimen. Narra Líster que Antonio Núñez Balsera, ex miembro del Comité Central, le contó en 1971 que fue él mismo quien transmitió la orden de realizar esta misión al jefe guerrillero, decidida por Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo. Cristino García, además, no habría conocido el sentido real de su viaje hasta hallarse en Madrid.
Para Balsera y Líster, el jefe guerrillero se habría indignado exclamando: “Yo soy un revolucionario y no un asesino”. Balsera le instó a obedecer la disciplina del partido hasta conseguir que, al menos, fueran los de su partida quienes realizaran la misión aunque él no se mezclara. De manera que su azarosa entrada en España era para eso, para ser usado como instrumento de una purga interna… Los asesinos materiales, además, fueron engañados para que actuaran en la creencia de que mataban a un confidente de la Policía franquista, según indica el historiador Joan Estruch Tobella en El PCE en la clandestinidad 1939 / 1956.
Nada se volvió a saber de esta célula guerrillera hasta una semana después, el 14 de septiembre, cuando Cristino y sus subordinados atracaron una oficina de ferrocarriles del Paseo Imperial para apoderarse de 21.000 pesetas. De nuevo el silencio hasta primeros de octubre, cuando asaltaron la sede de Falange de Buenavista. Unos días después, el 9 de octubre, atracaron la sucursal del Banco Central del Paseo de las Delicias donde se apoderaron de 143.000 pesetas.
Esta situación, tan alejada de los tiempos de Francia, incomodaba a García Granda, Según anota André Sorel en Guerrilla española del siglo XX –Editions du Globe, colección Ebro, París, 1970-, comentó a sus subordinados:“El trabajo que estamos haciendo aquí en Madrid es bastante sucio, y yo no sirvo para esto. El día menos pensado cojo el macuto y me voy a la sierra, que es lo mío”.
Noticia de la condena de Cristino García Granda. 
La Vanguardia. Febrero 1946
Pero León Trilla no era el único blanco marcado en la misión de Cristino García. La Policía le implicó en un segundo asesinato de un comunista disidente, cometido el día 15 de octubre en la calle Cea Bermúdez. La víctima fue Alberto Pérez ‘César’, compañero de Trilla. Fue justamente tras cometerse esta muerte cuando Cristino García fue detenido en su huida por la Policía."

Esto es un pequeño extracto sacado de una de entrada de este blog dedicado a la figura de Cristino García: