" ... El día 1 de agosto al anochecer Remedios
Jover
junto con sus compañeros de batallón parte desde Madrid hacia el Escorial
en tren, de ahí en camión hasta Peguerinos, trasladándose poco después a pie
hasta llegar a San Rafael. Es entonces cuando el batallón concentra sus fuerzas
en un campamento al que denominaron Las
Navazuelas, , lugar donde hoy en día se localiza el Valle de los Caídos.
Durante los días siguientes se dedican a la exploración de la zona ocupando
Cabeza Lijar el 6 de agosto sin incidencias destacables. A mediados de mes
empiezan los combates de artillería, aunque en estos momentos el frente no era
continuo de la cima, pero a los pocos segundos la metralla de alguna explosión
alcanzó también a Remedios.
Cabe destacar la capacidad táctica y la
cohesión del grupo primario al que pertenecía Remedios. Si bien el Batallón
Octubre 11, estuvo siempre bajo el mando de Manuel Tagüeña, cuando fue
necesario, pasó a disposición de otros mandos si la urgencia y los superiores
lo requerían, por ejemplo en los combates por los accesos de Madrid:
Habíamos recibido tres fusiles ametralladoras,
cuyo manejo asimilaron los chicos del batallón Octubre… un núcleo de éstos eran
mis colaboradores más cercanos… habían respondido a mi llamada… con pasmosa
naturalidad recogieron las bombas… las ataron con una aplicación que superaba
mis consejos y se situaron al acecho de los tanques. ¡Heroicos chavales de las
JSU, con que emoción los seguía!. No obstante, el 15 de septiembre se inicia un
bombardeo excepcional en la zona, el batallón quedó incomunicado por teléfono y
empezó entonces la ofensiva republicana tratando de atacar por sorpresa al
enemigo. Manuel Tagüeña nos lo explica en sus memorias:
El
mismo día 15 empezamos a preparar el contraataque. Lo iban a realizar varias
compañías de nuestro batallón, entre ellas una de alicantinos que eran
magníficos soldados… Pronto vimos casi en la cima a Remedios, una alicantina
luego ascendida a Alférez, agitando una manta roja, pero fuimos rechazados con
grandes bajas…
Pasé la noche en la misma cima…rodeado de los
alicantinos que quedaban vivos: no eran más de diez de toda la Compañía, todos
sus oficiales habían muerto…
La amenaza de la artillería franquista en
Cabeza Lijar representó para el Batallón Octubre la obligación de ponerse de
pie y aguantar así, y “estar de pie para ser cañoneados, sin poder hacer otra
cosa, es una de las cosas más desagradables que le puedan suceder a un
soldado”: Ello se justifica en la misma narración de Manuel Tagüeña:
Al
amanecer del día 16 comenzó nuestra ofensiva, tratando de atacar por sorpresa,
ya que no teníamos artillería que nos protegiese… Durante el día repetimos el
ataque muchas veces, sin resultado… Sobre las cuatro de la tarde Fernando de
Rosa… cayó muerto de un balazo en la
cabeza. Ésa fue la señal de retirada, y nuestros milicianos retrocedieron en
desorden. Con grandes dificultades los fuimos deteniendo…
Con todo, las tropas franquistas se habían
establecido con firmeza en Cabeza Lijar y pocas horas después muere Fernando de
la Rosa, iniciándose la retirada de la cima. Fue entonces cuando Manuel Tagüeña
Lacorte asume el mando del batallón, y
nos recuerda en sus memorias que Remedios Jover fue gravemente herida.
Este episodio ocurrió en plena retirada y
en dirección hacia abajo y es aquí cuando Remedios se da cuenta de que su compañero
de batallón, Vicente Aracil Maestre de 22 años estaba en el suelo herido. Sin
pensarlo ni un momento y sin saber si Vicente en realidad estaba vivo o muerto,
retrocede, se agacha y recoge del suelo a su compañero, cargándolo a su espalda
por el cuello, con la intención de repartir el peso del soldado en su espalda,
iniciando entonces el rápido descenso.
A pesar de la intención de Remedios de
salvar a su compañero Vicente, éste murió. A ella la dieron por muerta, ya que
las graves heridas recibidas por el impacto de la metralla fueron en la cabeza.
No obstante, un soldado encargado de enterrar a los muertos en la fosa común de
las milicias, vio que entre ellos había una cabeza que parecía tener el cabello
largo, por lo que dedujo que se trataba de una mujer. Volteó el cuerpo para ver
la cara del soldado y fue entonces cuando pudo comprobar que era en realidad
una mujer y que todavía respiraba.
Vale la pena indicar al respecto, que los soldados
mueren en grandes cantidades cuando huyen, porqué es mostrando la espalda al
enemigo cuando son menos capaces de defenderse a sí mismos. La mayoría de las
muertes en el combate tienen lugar en una “zona de destrucción” muy definida y
bastante extensa (como fue en el caso de la cima de Cabeza Lijar), de la que la
“tierra de nadie” de la guerra de trincheras es el ejemplo mejor conocido y
explicativo. La profundidad de la zona de destrucción viene determinada por el
alcance efectivo del arma más dominante, que en las batallas de infantería es
comparativamente corto, y en el combate cuerpo a cuerpo muy corto. Siendo así,
cuanto más larga es la zona de destrucción para el vencedor mayores bajas puede
causar. Por ello, la situación más peligrosa en toda guerra es precisamente la
retirada, que es cuando se está en estrecho contacto con el enemigo. Es
necesidad lo que hace que sea tan peligroso, ya que el soldado se encuentra
solo o dispersado y muy dentro de la posición enemiga.
Remedios Jover fue entonces trasladada al
Hospital de El Escorial, aunque los familiares ya habían recibido un telegrama
comunicando que había muerto en combate en el sector de Cabeza Lijar. Fue el
Doctor Mezquita Moreno ,el que certificó el parte médico de Remedios. El
documento nos indica que después de ser operada con carácter de urgencia y con
pronóstico gravísimo, fue evacuada al Cuartel del Batallón Octubre , localizado en la calle
Torrijos de Madrid, donde sería dada de alta el día 31 de octubre de1936 . Los
fragmentos de metralla que ocasionaron las heridas a la Teniente fueron
causadas por la explosión de una granada. Las heridas de granada son las más
temibles, ya que podían llegar a desintegrar al ser humano. La explosión de una
granada podía crear sobre presión o vacío en los órganos humanos, menos
espectacular pero a veces igual de mortífero, rompiendo los pulmones y
produciendo hemorragias en el cerebro y en la médula espinal. Sin embargo, la
mayoría de las heridas comunes producidas por granadas eran (como en el caso de
la Teniente Remedios), de fragmentos de metralla. Estos proyectiles llevaban en
principio poca velocidad y además la perdía rápidamente, en este sentido
podemos pensar que eran menos temibles que las balas, pero a menudo se
proyectaban en racimo, lo que provocaban algunas grandes heridas o muy
numerosas en la misma persona. Los fragmentos de metralla, frecuentemente
transportaban fragmentos de uniforme o de otras materias extrañas dentro del
cuerpo, lo que hacía que las infecciones fuesen inevitables. A pesar de la operación
realizada por el doctor Romero Pla, a la Teniente no se le pudo sacar la
metralla del a cabeza, por lo que la llevaría consigo durante toda la vida. En
los combates de Guadarrama, donde participaría activamente Remedios, las
mejores unidades peninsulares de los sublevados fueron detenidas por los
milicianos, que destruyeron los planes iniciales franquistas de ocupar Madrid.
A pesar de las grandes bajas que obtuvieron las columnas milicianas, el éxito
de estas formaciones es tanto más meritorio, cuanto que fue alcanzado en
condiciones de inferioridad de organización militar, en el sentido más amplio del
término.
La Alférez Remedios Jover realiza la
convalecencia, obtiene el ascenso a grado de Teniente, grado militar que
conservará hasta el fin de la guerra, y ello por su comportamiento: “ interviniendo
con arrojo en el combate librado en la posición de Cabeza Lijar “..."
Extracto del libro: Remedios Jover Cánovas (1899-1985)
: de la Defensa de Madrid a la Batalla del Ebro [2013]