Un joven músico llamado Quique González, lee este poema de un algo menos joven ya prestigioso poeta llamado Luis García Montero...
AUNQUE TU NO LO SEPAS
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo,
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo,
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.
... Quique adapta letra y le pone música , el resultado es una de las mejores canciones del pop español.
Aunque tu no lo sepas
me he inventado tu nombre
me drogué con promesas
y he dormido en los coches.
Aunque tu no lo entiendas
nunca escribo el remite en el sobre
por no dejar mis huellas.
Aunque tú no lo sepas
me he acostado a tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas.
He blindado mi puerta
y al llegar la mañana
no me di ni cuenta
de que ya nunca estabas.
Aunque tu no lo sepas
nos decíamos tanto
con las manos tan llenas
cada día más flacos.
Inventamos mareas
tripulábamos barcos,
encendía con besos
el mar de tus labios...
Y toda tu escalera.
Enrique Urquijo la incluyó en su segundo y último disco con "Los Problemas" proyecto personal paralelo a "Los Secretos". Llegaron a interpretarla juntos en vida de Enrique. Quique la grabó por primera vez en su tercer disco, sentidísima versión en homenaje a su amigo.
El poema leído se hizo canción y la canción escuchada vuelve a la literatura en la última novela de Belén Gopegui “Deseo de ser Punk”, en la que su joven protagonista Martina una quinceañera en busca de algo tan fundamental a esa edad como es encontrar su propia música le escribe a su mejor amigo sobre el tema de Quique :
“Tú estás conmigo ahora, aunque no lo sepas. No es lo que canta Enrique Urquijo: ¨ Aunque tú no lo sepas/nos decíamos tanto/con las manos tan llenas/cada día más flacos/inventamos mareas/tripulábamos barcos¨. Bonito ¿no?. Y la música no está mal, aunque algo lúgubre. Lo malo que tienen las canciones de mis padres es que no son del todo horribles, no son del todo pop. Pero son tan mentirosas y tan blandas.
Olvida esa letra. Yo no pretendo haber estado contigo si no lo he estado. Paso de lo platónico. Yo no voy a presentarme nunca en tu casa y decirte que aunque tú no lo sepas hemos tripulado barcos. No. No lo hemos hecho. Es mentira y es mentira. Y si la canción dijera: ¨ aunque tú no lo sepas he deseado que tripulásemos barcos ¨, sería una canción horrible, pero no sería falsa. Hay una frase que sí me gusta, creo que la puso Quique González, que hizo esa letra a partir de un poema. Es la última frase, y no estaba en el poema ni en la canción de Urquijo. Es así: ¨ encendía con besos el mar de tus labios.....y toda tu escalera ¨. Me gusta lo de la escalera. Lo del mar de tus labios, la verdad, es como para vomitar de cursi. Y al añadir lo de la escalera es como si dijese: vale, de acuerdo, pero la escalera es concreto. Yo pienso en esos portales donde al apretar el interruptor se enciende la luz en los descansillos y las escaleras de todos los pisos. Y luego pienso en los cuerpos. En el mío o en el tuyo. A veces te rozan y ya está, te encienden toda la escalera. Pienso en que me tocas el pezón a través de la camiseta y en mi cuerpo encendido.
Cuando te escribo y estás conmigo aunque tú no lo sepas, no fantaseo. ...”
Unos años antes de la novela de Gopegui en el 2000, el cineasta de entrevías Juan Vicente Córdoba adaptó un relato corto de la pareja del poeta Almudena Grandes, «El vocabulario de los balcones», inspirado en ese mismo poema.
"Aunque tu no lo sepas" se llama su primer largo rodado entre los barrios de Entrevías y Malasaña de Madrid. Meritoria película, en la que por desgracia se echa en falta como parte de su Banda Sonora la preciosa canción de Quique Gónzalez en cualquiera de sus versiones posibles del mismo Quique o de Enrique Urquijo.
"Aunque tu no lo sepas" se llama su primer largo rodado entre los barrios de Entrevías y Malasaña de Madrid. Meritoria película, en la que por desgracia se echa en falta como parte de su Banda Sonora la preciosa canción de Quique Gónzalez en cualquiera de sus versiones posibles del mismo Quique o de Enrique Urquijo.
Empezaba a hacer buen tiempo y esa canción se convirtió en
una contraseña entre nuestros balcones abiertos. Lo demás pasó de
repente. Hacía mucho calor, aquella noche de junio, el aire pesaba
como si lo hubieran hilado con plomo, y el perfil de la luna parecía
hervir sobre un cielo que, de puro caliente, se negaba a oscurecer del
todo. Al otro lado de la calle, él subió el volumen de su equipo de
música, y percibí casi el eco de un llanto, una queja terminal y
desgarrada, como una resonancia de desesperación. Me levanté y me
acerqué al balcón, y la voz del cantante sonaba igual que siempre,
pero yo no era capaz de escucharla como antes, y empecé a
desabrocharme la blusa sin advertir que aquél era el único gesto
espontáneo que acometía desde que me había mudado a mi nueva
casa, la única palabra que no había planeado, estudiado y sopesado
previamente, mi blusa cayó al suelo y empecé a desabrocharme la
falda, y él me miraba, el dibujo de sus cejas, dos arcos perfectos,
inmutable como si alguien las hubiera esculpido en piedra sobre sus
ojos fijos, y mi falda también cayó al suelo, terminé de desnudarme
sin dejar de mirarle, y él me miraba, pero no se movía, me miraba,
pero seguía apostado frente al balcón, como un muñeco, como una
estatua, como un cadáver.
"el vocabulario de los balcones"
Almudena Grandes
una contraseña entre nuestros balcones abiertos. Lo demás pasó de
repente. Hacía mucho calor, aquella noche de junio, el aire pesaba
como si lo hubieran hilado con plomo, y el perfil de la luna parecía
hervir sobre un cielo que, de puro caliente, se negaba a oscurecer del
todo. Al otro lado de la calle, él subió el volumen de su equipo de
música, y percibí casi el eco de un llanto, una queja terminal y
desgarrada, como una resonancia de desesperación. Me levanté y me
acerqué al balcón, y la voz del cantante sonaba igual que siempre,
pero yo no era capaz de escucharla como antes, y empecé a
desabrocharme la blusa sin advertir que aquél era el único gesto
espontáneo que acometía desde que me había mudado a mi nueva
casa, la única palabra que no había planeado, estudiado y sopesado
previamente, mi blusa cayó al suelo y empecé a desabrocharme la
falda, y él me miraba, el dibujo de sus cejas, dos arcos perfectos,
inmutable como si alguien las hubiera esculpido en piedra sobre sus
ojos fijos, y mi falda también cayó al suelo, terminé de desnudarme
sin dejar de mirarle, y él me miraba, pero no se movía, me miraba,
pero seguía apostado frente al balcón, como un muñeco, como una
estatua, como un cadáver.
"el vocabulario de los balcones"
Almudena Grandes
3 comentarios:
La versión de disco de Enrique Urquijo y los Problemas:
http://www.youtube.com/watch?v=o6OULHNV3js
La del tercer disco de Quique González:
http://www.youtube.com/watch?v=ZaCKWGxderc
La del disco en directo dedicada a Enrique Urquijo:
http://www.youtube.com/watch?v=IezM-vLMfg4&feature=related
Versión de El Canto del loco:
http://www.youtube.com/watch?v=f3hFTEmVrt0&feature=fvw
Empezaba a hacer buen tiempo y esa canción se convirtió en
una contraseña entre nuestros balcones abiertos. Lo demás pasó de
repente. Hacía mucho calor, aquella noche de junio, el aire pesaba
como si lo hubieran hilado con plomo, y el perfil de la luna parecía
hervir sobre un cielo que, de puro caliente, se negaba a oscurecer del
todo. Al otro lado de la calle, él subió el volumen de su equipo de
música, y percibí casi el eco de un llanto, una queja terminal y
desgarrada, como una resonancia de desesperación. Me levanté y me
acerqué al balcón, y la voz del cantante sonaba igual que siempre,
pero yo no era capaz de escucharla como antes, y empecé a
desabrocharme la blusa sin advertir que aquél era el único gesto
espontáneo que acometía desde que me había mudado a mi nueva
casa, la única palabra que no había planeado, estudiado y sopesado
previamente, mi blusa cayó al suelo y empecé a desabrocharme la
falda, y él me miraba, el dibujo de sus cejas, dos arcos perfectos,
inmutable como si alguien las hubiera esculpido en piedra sobre sus
ojos fijos, y mi falda también cayó al suelo, terminé de desnudarme
sin dejar de mirarle, y él me miraba, pero no se movía, me miraba,
pero seguía apostado frente al balcón, como un muñeco, como una
estatua, como un cadáver.
"el vocabulario de los balcones"
Almudena Grandes
Deseo de ser punk
http://moncadista.files.wordpress.com/2008/01/belc3a9n-gopegui-deseo-de-ser-punk.pdf
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