miércoles, 19 de mayo de 2010

La Calle del Beso y Manuel de Molina (In memoriam)

Posiblemente Javier Ruibal sea el músico español con más canciones dónde el beso o los besos mejor dicho cobren especial protagonismo.

Recurso habitual de su lírica le harían merecedor de recibir el título honorífico de " Hijo adoptivo de la calle del beso" del Albaicín granadino.


Unicamente otro músico andaluz podría merecer tan meritorio galardón aún por instaurar. Nada menos que el poeta , cantaor y mito del flamenco rock andaluz, dón Manuel Molina, que tras una noche de deambular por el precioso barrio granadino, al estilo de la novela "El cuentista", le llevó a titular su primer trabajo en solitario, (tras la separación de la pareja artística y afectiva que formaba con Loles de "Lole y Manuel"), con el elocuente nombre de la "Calle del Beso". Lugar exacto dónde recuperó el rumbo tras un celebrado encuentro con el Duende e intercambio de ósculos con sus musas. La historia de ese disco publicado en 1999 debería figurar junto a la placa que recoge la leyenda que ilumina el por qué de tan bello y singular nombre de esta corta y estrecha calleja de la Garnata musulmana.




Sería todo un lujo poder escuchar alguna vez a uno de estos dos grandes de la música andaluza y flamenca actual o a los dos juntos si fuera menester, en el incomparable marco de la Taberna del Beso, situada en lo que fuera el antiguo palacio del Conde de Cabra, cuyo patio es un escenario perfecto para una velada que se convertiría con seguridad en una noche de magia y duende.





Ahí van como pequeña muestra unas estrofas extraídas de algunas de las grandes canciones compuestas por don Javier Ruibal.







...Ven con toda la esperanza

que nos empuja al encuentro

y, a tu paso decidido,

ven a sembrar el camino

con todos los besos nuevos..."

(Al Amor)



"...Dame un beso de tornillo

antes de ir a la alcoba,

que lo mejor del morrillo

será mi tarta de bodas.

No será lo que pedías

pero soy quien más te quiso:

no se pescan to' los días

atunes en el paraíso..."





"...Ante tanta primavera,

qué cristiano no se entrega,

y me hice devoto de tu piel.

Y de tu piel un rosario,

trampantojo de los labios,

fuimos de los besos a la miel.

¡Ay, ay, Aurora!,

no terminaba de amanecer:

cuéntame el secreto que hay en tu cama..."





"...Siempre por irse, bella en Lisboa,

para mí quiero el remo de su canoa;

siempre por irse, bela na rúa:

te llevaré en la proa de mi falúa.

Dos ojos negros pidiendo a besos

un cuerpo a cuerpo, quién no se diera,

que a beso limpio me hiciera preso

y el corazón que se me rompiera..."





"...Besos en abril,

primavera de mis pocos años,

la luna de los baños

la guardaba para ti.



Dale una razón

a este corazón pa que te entienda:

no hay lumbre que lo encienda,

si no se la das tú.



Un vértigo de palabras detenidas,

un torpe juego de manos y, al final,

tu boca desprevenida

buscando el centro, amor adentro,

tu boca me esperará.





Besos en abril,

manantial de labios sin engaño,

la luna de los baños

me regala tu perfil..."



"...en que me fui voluntario

para treparme a tu boca,

noche y día por tus labios,

enreda'o entre tu ropa.

Ese dulce calorcillo

se hizo dueño de mis huesos.

¡Qué peligro, Carmen,

uno solo de tus besos!..."



"...Tu boca como un precipicio

y yo arrojándome a las olas,

derramo perlas por tu vientre,

soy por tu lengua caracola.

Y de la luna me tiraba,

dama de todos mis días,

por la orilla de tus besos

me perdía..."

(Dama de mis días)



"...Dame tu boca,

tu boca,

ofréceme tus besos

envueltos

en tus brazos,

envueltos.



Resbálate por mi

contorno,

cómete mis besos

envueltos en mis brazos;

y valdrá la pena existir,

amor, mira con qué poquito,

con qué poquito, amor..."



"Desnuda tengo el alma si no me llevo

tu boca que me salva con cada beso nuevo.

Qué desolado cielo, qué luna incierta,

qué soledad de noches y sábanas desiertas..."



etc,etc,etc,.........



Esto es una pequeña muestra, pero a buen seguro que los selectos seguidores ruibaleros podrían añadir muchas otras, pero mucho mejor escuhar al maestro uno de estos versos acompañados de su música.









No podía faltar don Manuel Molina para cerrar hoy la página.







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