lunes, 27 de abril de 2015

La Alférez Remedios Jover obtiene el ascenso a grado de Teniente por su comportamiento : “ interviniendo con arrojo en el combate librado en la posición de Cabeza Lijar , Peguerinos"

" ... El día 1 de agosto al anochecer Remedios Jover  
junto con sus compañeros de batallón parte desde Madrid hacia el Escorial en tren, de ahí en camión hasta Peguerinos, trasladándose poco después a pie hasta llegar a San Rafael. Es entonces cuando el batallón concentra sus fuerzas en un campamento al que denominaron  Las Navazuelas, , lugar donde hoy en día se localiza el Valle de los Caídos. Durante los días siguientes se dedican a la exploración de la zona ocupando Cabeza Lijar el 6 de agosto sin incidencias destacables. A mediados de mes empiezan los combates de artillería, aunque en estos momentos el frente no era continuo de la cima, pero a los pocos segundos la metralla de alguna explosión alcanzó también a Remedios.
Cabe destacar la capacidad táctica y la cohesión del grupo primario al que pertenecía Remedios. Si bien el Batallón Octubre 11, estuvo siempre bajo el mando de Manuel Tagüeña, cuando fue necesario, pasó a disposición de otros mandos si la urgencia y los superiores lo requerían, por ejemplo en los combates por los accesos de Madrid:
 Habíamos recibido tres fusiles ametralladoras, cuyo manejo asimilaron los chicos del batallón Octubre… un núcleo de éstos eran mis colaboradores más cercanos… habían respondido a mi llamada… con pasmosa naturalidad recogieron las bombas… las ataron con una aplicación que superaba mis consejos y se situaron al acecho de los tanques. ¡Heroicos chavales de las JSU, con que emoción los seguía!. No obstante, el 15 de septiembre se inicia un bombardeo excepcional en la zona, el batallón quedó incomunicado por teléfono y empezó entonces la ofensiva republicana tratando de atacar por sorpresa al enemigo. Manuel Tagüeña nos lo explica en sus memorias:
 El mismo día 15 empezamos a preparar el contraataque. Lo iban a realizar varias compañías de nuestro batallón, entre ellas una de alicantinos que eran magníficos soldados… Pronto vimos casi en la cima a Remedios, una alicantina luego ascendida a Alférez, agitando una manta roja, pero fuimos rechazados con grandes bajas…
 Pasé la noche en la misma cima…rodeado de los alicantinos que quedaban vivos: no eran más de diez de toda la Compañía, todos sus oficiales habían muerto…

La amenaza de la artillería franquista en Cabeza Lijar representó para el Batallón Octubre la obligación de ponerse de pie y aguantar así, y “estar de pie para ser cañoneados, sin poder hacer otra cosa, es una de las cosas más desagradables que le puedan suceder a un soldado”: Ello se justifica en la misma narración de Manuel Tagüeña:
 Al amanecer del día 16 comenzó nuestra ofensiva, tratando de atacar por sorpresa, ya que no teníamos artillería que nos protegiese… Durante el día repetimos el ataque muchas veces, sin resultado… Sobre las cuatro de la tarde Fernando de Rosa… cayó muerto de un balazo en  la cabeza. Ésa fue la señal de retirada, y nuestros milicianos retrocedieron en desorden. Con grandes dificultades los fuimos deteniendo…

Con todo, las tropas franquistas se habían establecido con firmeza en Cabeza Lijar y pocas horas después muere Fernando de la Rosa, iniciándose la retirada de la cima. Fue entonces cuando Manuel Tagüeña  Lacorte asume el mando del batallón, y nos recuerda en sus memorias que Remedios Jover fue gravemente herida.
Este episodio ocurrió en plena retirada y en dirección hacia abajo y es aquí cuando Remedios se da cuenta de que su compañero de batallón, Vicente Aracil Maestre de 22 años estaba en el suelo herido. Sin pensarlo ni un momento y sin saber si Vicente en realidad estaba vivo o muerto, retrocede, se agacha y recoge del suelo a su compañero, cargándolo a su espalda por el cuello, con la intención de repartir el peso del soldado en su espalda, iniciando entonces el rápido descenso.
A pesar de la intención de Remedios de salvar a su compañero Vicente, éste murió. A ella la dieron por muerta, ya que las graves heridas recibidas por el impacto de la metralla fueron en la cabeza. No obstante, un soldado encargado de enterrar a los muertos en la fosa común de las milicias, vio que entre ellos había una cabeza que parecía tener el cabello largo, por lo que dedujo que se trataba de una mujer. Volteó el cuerpo para ver la cara del soldado y fue entonces cuando pudo comprobar que era en realidad una mujer y que todavía respiraba.
 Vale la pena indicar al respecto, que los soldados mueren en grandes cantidades cuando huyen, porqué es mostrando la espalda al enemigo cuando son menos capaces de defenderse a sí mismos. La mayoría de las muertes en el combate tienen lugar en una “zona de destrucción” muy definida y bastante extensa (como fue en el caso de la cima de Cabeza Lijar), de la que la “tierra de nadie” de la guerra de trincheras es el ejemplo mejor conocido y explicativo. La profundidad de la zona de destrucción viene determinada por el alcance efectivo del arma más dominante, que en las batallas de infantería es comparativamente corto, y en el combate cuerpo a cuerpo muy corto. Siendo así, cuanto más larga es la zona de destrucción para el vencedor mayores bajas puede causar. Por ello, la situación más peligrosa en toda guerra es precisamente la retirada, que es cuando se está en estrecho contacto con el enemigo. Es necesidad lo que hace que sea tan peligroso, ya que el soldado se encuentra solo o dispersado y muy dentro de la posición enemiga.
Remedios Jover fue entonces trasladada al Hospital de El Escorial, aunque los familiares ya habían recibido un telegrama comunicando que había muerto en combate en el sector de Cabeza Lijar. Fue el Doctor Mezquita Moreno ,el que certificó el parte médico de Remedios. El documento nos indica que después de ser operada con carácter de urgencia y con pronóstico gravísimo, fue evacuada al Cuartel del  Batallón Octubre , localizado en la calle Torrijos de Madrid, donde sería dada de alta el día 31 de octubre de1936 . Los fragmentos de metralla que ocasionaron las heridas a la Teniente fueron causadas por la explosión de una granada. Las heridas de granada son las más temibles, ya que podían llegar a desintegrar al ser humano. La explosión de una granada podía crear sobre presión o vacío en los órganos humanos, menos espectacular pero a veces igual de mortífero, rompiendo los pulmones y produciendo hemorragias en el cerebro y en la médula espinal. Sin embargo, la mayoría de las heridas comunes producidas por granadas eran (como en el caso de la Teniente Remedios), de fragmentos de metralla. Estos proyectiles llevaban en principio poca velocidad y además la perdía rápidamente, en este sentido podemos pensar que eran menos temibles que las balas, pero a menudo se proyectaban en racimo, lo que provocaban algunas grandes heridas o muy numerosas en la misma persona. Los fragmentos de metralla, frecuentemente transportaban fragmentos de uniforme o de otras materias extrañas dentro del cuerpo, lo que hacía que las infecciones fuesen inevitables. A pesar de la operación realizada por el doctor Romero Pla, a la Teniente no se le pudo sacar la metralla del a cabeza, por lo que la llevaría consigo durante toda la vida. En los combates de Guadarrama, donde participaría activamente Remedios, las mejores unidades peninsulares de los sublevados fueron detenidas por los milicianos, que destruyeron los planes iniciales franquistas de ocupar Madrid. A pesar de las grandes bajas que obtuvieron las columnas milicianas, el éxito de estas formaciones es tanto más meritorio, cuanto que fue alcanzado en condiciones de inferioridad de organización militar, en el sentido más amplio del término.


La Alférez Remedios Jover realiza la convalecencia, obtiene el ascenso a grado de Teniente, grado militar que conservará hasta el fin de la guerra, y ello por su comportamiento: “ interviniendo con arrojo en el combate librado en la posición de Cabeza Lijar “..."
Extracto del libro: Remedios Jover Cánovas (1899-1985) : de la Defensa de Madrid a la Batalla del Ebro [2013]

4 comentarios:

Anónimo dijo...

REMEDIOS LA CASERA “MILICIANA DE PUEBLO AUTÉNTICO

Una de las mujeres de Petrer que a los pocos días de estallar la guerra se incorporó al frente fue Mª Teresa Remedios Jover Cánovas, más conocida por Remedios La Casera. Remedios nación en Ain El Turk (Orán) en 16 de marzo de 1899. Sus padres Ramón y Remedios habían ido a trabajar a este lejano lugar como mano de obra agrícola temporera. A su regreso, se trasladaba a vivir a Petrer como caseros de las tierras del conocido hacendad D. Eleuterio Abad. Viven durante algunos años en la casa de la finca de lonas de Vicente Castelló y Cía., donde sabemos que participó activamente en las huelgas acaecidas hasta su cierre en 1921; en una de las huelgas, su madre y otra compañera evitaron la detención del líder anarcosindicalista Juan Brotons Maestre Capotillo pues vistiéndole con ropas femeninas pudo pasar inadvertido ante las narices de la Guardia Civil.

En el año 1927 se casa con Miguel Aracil, marchándose a vivir a la cercana población de Elche donde tuvieron a dos hijos, Miguel y Ramón. A los pocos años, su esposo desaparecía sin que haya hasta la fecha nadie de su familia haya podido saber nada de él. Al quedarse sola, Remedios y sus dos hijos regresan a la casa de sus padres en el carrer Nou de Petrer y entra a trabajar de aparadora en la fábrica de Calzados Luvi.

La vida es dura, el escaso salario que ganaba con dos hijos que alimentar hacía necesario llevarse trabajo a casa después de la jornada y conseguir, cuando se podía unos céntimos limpiando alguna que otra casa de vecinos o conocidos que lo precisaran. Poco tiempo le quedaba para atender a sus hijos y realizar las tareas de su propio hogar.





Anónimo dijo...

...Ninguna de las personas consultadas nos ha podido atestiguar con certeza la ideología política de ésta extraordinaria mujer. Sabemos que los familiares de su esposo estaban afiliados al sindicato de la CNT. Su padre, Ramón Jover Crespo, fue un hombre culto, autodidacta y comprometido con las ideas socialistas; en una ocasión prestó su carro y sus mulas a la célebre Rondalla Filarmónica que iba recaudando fondos por los pueblos de la provincia para los obreros de Petrer durante la huelga general de junio de 1936. Sin embargo, si bien Remedios simpatizaba con los ideales de progreso y de justicia, no estuvo afiliada a ningún partido. Quienes la conocieron la recuerdan como una mujer dialogante, lejos de cualquier sectarismo y muy respetuosa con las ideas de los demás.

El día 28 de julio de 1936, diez días después del alzamiento militar contra la República, Remedios ya formaba parte del ejército voluntario de combatía por la defensa de Madrid. También estaban con ella un buen número de jóvenes de Petrer, entre ellos Francisco Beltrán Bacallaret, Bonifacio Mollá, de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), Ventura Micó y Vicente Aracil de la CNT, encuadrados en la 8º Compañía del Batallón “Octubre 11”, maridad por Fernando de la Rosa y con un destino en la Sierra de Guadarrama (sector del Escorial).

Anónimo dijo...

...La revista del batallón, Octubre, correspondiente al mes de agosto de 1936, saluda la incorporación de Remedios con esas palabras:

REMEDIOS JOVER, MODELO DE MILITANTE: ¡Magnífico ejemplar Remedios Jover, mujer del pueblo auténtico, se ha incorporado al Batallón “Octubre”…en las condiciones en que esta camarada ha venido a luchar, contra nuestros enemigos, si tiene un alto valor que demuestra hasta qué punto es un modelo en el que deben fijarse todas nuestras compañeras…

Unas líneas más abajo se pude leer una frase entrecomillada con palabras de Remedios que dice:“Como no puedo dar a mis hijos en defensa de la causa del pueblo, doy mi vida”

Historiadores como Hugh Thomas o Tuñón de Lara coincides en afirmar que los combates de los primeros meses de guerra, en el Frente de Guadarrama (Alto de León, Peguerinos) fueron los más sanguinarios y feroces de toda la contienda. Se trataba de ejércitos de voluntarios con un compromiso político elevado, integrados por carlistas y falangistas, frente a milicias socialistas, anarquistas y comunistas. Después de las batallas apenas había posibilidad de enterrar a los muertos, la ausencia de fortificaciones y de líneas precisas obligaba, muchas veces a un combate frente a frente.

Sabemos por testimonios de compañeros de armas de Remedios que, en varias ocasiones tuvo que dar sepultura a milicianos muertos en combate y que en momentos difíciles y arriesgados animó a sus compañeros a que salieran de sus posiciones para combatir a su lado. Su arrojo y valentía le valió e ascenso a sargento en septiembre de 1936.


Entre las gentes de Petrer se hizo famosa una canción compuesta en su honor y que todavía en nuestros días muchos recuerdan. El paso del tiempo y su transmisión oral durante los años del franquismo son la causa de encontrarnos hoy con varias versiones. Una de ellas dice así:

Remedios «la Casera»
ha ascendido para teniente,
ha sabido demostrar
que ha sido muy valiente.
Estribillo
Se despidió, se despidió…
para marchar…
y aunque venga la Legión
va delante del batallón.


2* VERSIÓN:

A Remedios «la Casera»
como ha sido tan valiente
por eso le han puesto
las estrellas de teniente.

También nuestro poeta Francisco Mollá, compañero de Remedios en la 30 Brigada, le dedicó un poema:

Tu madre desde la sierra
te felicita hijo mío,
mientras pelea con brío
por tu bien en esta guerra.
Todo mi gusto sería estar
hoy a vuestro lado
en el hogar bien amado
nido de paz y armonía.

Anónimo dijo...

El petrerense Gregorio Francés, voluntario de la 30 Brigada y desti-nado en el sector de transporte de suministros, acompañó en numerosas ocasiones a Remedios y recuerda que «era una mujer de principios, se hacía respetar y no era una mujer fácil». Las estrellas de teniente y su firmeza de carácter eran sus aliados para guardar distancias y hacer valer su autoridad entre los soldados. A pesar de ello, nadie podía evitar que algunas malas lenguas dijeran que se acostaba con los milicianos, como también se dijo de todas las mujeres que estaban en los frentes.

Con la firma de Fernando Verdú, uno de los muchos petrerenses muertos en combate, la 1a Cía. del 1ª Batallón de la 30 Brigada le dedica un poema como reconocimiento y estima ante el traslado de Remedios a otra unidad. Su nieta lo guarda con profunda admiración y cariño y de su lectura se deduce que, además de luchadora ejemplar, Remedios representaba para sus compañeros el papel de «madre protectora».Queda fuera de duda la celebridad y la estima que gozaba Remedios dentro y fuera de Petrer; se puede decir que representó junto con Lina Odena, Rosario la Dinamitera y tantas otras, lo mejor de la mujer española en unos momentos decisivos de la Historia de España.En el mes de agosto de 1937, M. Tagüeña es ascendido a jefe de la 3* División y por su citado libro de memorias sabemos que el Estado Mayor de su brigada le acompañó en su nuevo destino… «Así como a Remedios…».Les esperaban duros combates, primero en el frente de Teruel, más tarde en la Batalla del Ebro con la 3ª División cubriendo la retirada del resto de las fuerzas republicanas. El final de la guerra estaba próximo, se retrocedía constantemente por tierras catalanas. El intento de organizar la resistencia de Barcelona se vio frustrado por el abandono de sus defensores. Ya sólo quedaba el exilio por la frontera o a través de las montañas. En febrero de 1939, Remedios, con cientos de miles de republicanos cruza la frontera francesa por Port Bou. El campo de concentración de Ángeles-du-Mer y un largo y amargo exilio la esperaba. La esperanza de volver a su patria, de abrazar de nuevo a sus hijos, se vio con los años frustrada. La ocupación de Francia por las tropas alemanas añadiría meses más tarde un profundo desamparo en su alma, sólo la alegría de su hija Elisa, nacida de su amor con un exiliado español llamado Tomás Gómez, y su fe en el género humano le darían las fuerzas necesarias en su obligado exilio que duraría treinta y dos años.